• Febrero
    GAROÑA ITXI ! . LA EXPLOSIÓN EN FLAMANVILLE MUESTRA EL PELIGRO DE LA ENERGIA NUCLEAR
    La explosión se ha producido en la sala de máquinas de los reactores 1 y 2 de la central nuclear de Flamanville y ha provocado al menos cinco heridos, lo que muestra una vez la peligrosidad de la energía nuclear.

    La pasada semana se ha producido una explosión en la central nuclear de Flamanville (Francia), donde AREVA está construyendo un tercer reactor nuclear, de tipo EPR (reactor de agua presurizada). Los controles de calidad que se toman en todo el complejo nuclear quedan en entredicho. Los reactores de Flamanville 1 y 2 se conectaron a la red en los años 1985 y 1986 respectivamente y son de tipo PWR (reactor de agua a presión), fabricados por la empresa francesa Framatome (ahora Areva NP). La sala de turbinas donde se ha producido la explosión fue fabricada por Alstom.

    Esta explosión se ha producido en la sala de máquinas, fuera de la zona nuclear. Esto no ha evitado que haya habido numerosos heridos, lo que pone de manifiesto el peligro de la energía nuclear. Las centrales nucleares son instalaciones muy complejas, con todos sus sistemas interconectados. Un fallo en uno de ellos puede dar lugar a un accidente severo con consecuencias radiológicas para el medio ambiente y la población. La explosión ha podido causar destrozos en sistemas vitales para la seguridad.

    Eso fue lo que ocurrió en el accidente de Vandellós I (Tarragona) en 1989 y que condujo al cierre de la central. El accidente empezó con un incendio en la zona de turbinas que se propagó hasta el área nuclear. Estuvo a punto de provocar una fuga radiactiva a gran escala.

    La explosión de Flamanville se produce cuando la agencia de Seguridad Nuclear (ASN), el equivalente francés al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), está inspeccionando una quincena de reactores, lo que añade mayor incertidumbre al estado de seguridad de las nucleares en Francia.

    ¿Y AHORA QUE? ( De Eguzki-Gasteiz)
    El gran problema ahora para Nuclenor, gestores de la planta de Garoña, será que hacer con los residuos de la central, que incluyen el combustible ya empleado en el reactor y que, en total, superan los varios miles de toneladas.
    Según el Plan de Gestión del Combustible Gastado de C.N. Santa María de Garoña, un documento interno de la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) obtenido por El Confidencial mediante una petición al Portal de Transparencia, la empresa valoraba a finales de 2011 cuatro alternativas sobre qué hacer con el uranio consumido para producir electricidad, todas ellas condicionadas a la construcción del Almacén Temporal Centralizado en Villar de Cañas (Cuenca).
    Las cuatro opciones
    Aunque Enresa se negó a facilitar a este periódico información acerca de la disposición de la piscina o el inventario de combustible gastado, sí que reveló las opciones que en aquel momento -meses antes de que Endesa e Iberdrola decretaran el cese de operaciones- barajaban como vías de gestión: esperar hasta que el ATC estuviera operativo y trasladar allí los residuos directamente desde la piscina, almacenar los residuos en un Almacén Temporal Individualizado, bien parcialmente o en su totalidad, o reprocesar el combustible y enviarlo al emplazamiento de Villar de Cañas.
    Aunque la piscina es, en sí misma, un almacén, el propio informe descarta mantener el combustible allí durante un tiempo prolongado: "La solución de utilizar infraestructuras existentes es de viabilidad dudosa", indica este análisis. Inicialmente, se contaba con que el ATC de Villar de Cañas estuviera listo para 2017 ó 2018, por lo que el almacén de Garoña estaba previsto para cobijar de forma provisional el combustible de la central. Pese a esto, en el plan de gestión Enresa recomendaba que se solicitara una licencia "para la totalidad del combustible, teniendo en cuenta que el elemento más costoso, que es el propio contenedor, es por principio modular y el esfuerzo de licenciamiento y coste de la infraestructura no varía mucho con el tamaño".
    En septiembre de 2015, el BOE detallaba la declaración de impacto ambiental del ATI de Garoña, uno de los requisitos legales para llevar a cabo el proyecto. En esta disposición se describían las características del futuro almacén: 32 contenedores cilíndricos ENUN 52B con un peso -una vez cargados de combustible- de unas 70 toneladas cada uno. Esto daría una capacidad total de alrededor de 2.256 toneladas, insuficientes ante las 6.079 toneladas de residuos radiactivos previstas por Enresa.
    En comparación, la central de Trillo dispone de un ATI con capacidad para 80 contenedores.
    Existe además otro problema. Los contenedores ENUN 52B están diseñados para usarse con dos tipos específicos de combustible (GE-6 y GE-7), pero no se indica qué ocurrirá con los otros tipos (GE-4, GE-5, GE-8, GE-10, GE-11 y GE-14) presentes en el reactor. En el caso de Garoña, hay un total de 2.505 elementos de los que solamente 594 son aptos para estos contenedores.



    El último acta de inspección realizada por los inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear a la central, del 24 de mayo de 2017, explicaba que el titular de Santa María de Garoña tenía previsto comenzar a cargar en el ATI los primeros cinco contenedores con combustible gastado en el primer semestre de 2018, algo que parece impracticable a fecha de hoy.
    Desde el CSN advierten que la historia está lejos de terminar. "Nosotros ni aprobamos ni desaprobamos, sólo somos asesores del gobierno sobre ese ATI", explican a Teknautas fuentes del consejo. En 2013, el CSN ya emitió un informe favorable a la construcción del almacén, denominado Informe de Ejecución y Montaje, "pero aún nos falta por emitir un segundo documento, que está en fase de evaluación y por tanto no se puede comunicar nada aún sobre el mismo".
    "Informe Preceptivo y Vinculante para la Autorización de la Modificación de la Autorización, así se llama", indican estas fuentes. De este análisis, de farragoso título y seguro que apasionante contenido, dependerá que en los próximos meses pueda desbloquearse la situación de un desmantelamiento que, según el ministro Nadal, comenzará "inmediatamente".
    A día de hoy, en Santa María de Garoña, no hay almacén para tantos residuos radiactivos.as

    Estos hechos coinciden, a su vez, en plena polémica sobre la posible reapertura de la central de Garoña (Burgos), que está en condiciones deleznables, y con la posible prolongación del funcionamiento de la central de Almaraz (Cáceres) más allá de su actual permiso de explotación. Si en una potencia nuclear como Francia, con una muy exigente ASN, se producen estos sucesos, las centrales españolas entrañan aún mayor riesgo, dada la excesiva permisividad de nuestro CSN.

    En definitiva la energía nuclear es peligrosa y los más sensato es prescindir de ella lo antes posible.
    Sin embargo , como era de esperar, el Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha decidido por mayoría informar favorablemente la continuidad de la central de Garoña, abriendo así la puerta a la prolongación del parque nuclear español hasta los 60 años y a una posible querella de Nuclenor en el caso de que el Gobierno decidiera no autorizar el funcionamiento.

    El Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha decidido emitir un informe favorable condicionado a la continuidad de la central de Santa María de Garoña (Burgos). Se trata de una decisión esperada pero de una profunda gravedad por varios motivos:

    •En primer lugar, la central está en muy malas condiciones de seguridad, como muestran los propios informes elaborados por los técnicos del propio CSN, que imponen un gran número de reparaciones.
    •El funcionamiento de la central supone un riesgo inaceptable al estar en la cabecera del río Ebro, por lo que un escape radiactivo sería catastrófico aguas abajo del ría.
    •La radiactividad no conoce fronteras y los vientos dominantes empujarían la contaminación hacia el norte. Podría afectar a Euskal Herria, a Cantabria y quizá a Asturias.
    •Resulta materialmente imposible que los miembros del pleno hayan podido conocer y comprender en profundidad el contenido de los más de 160 informes que se han sometido a su consideración en una semana. No basta la opinión favorable de la dirección general, sino que los consejeros han de tener su propio criterio.
    •Una autorización no debería ser condicionada. Si la central no está en condiciones, no se debe autorizar su puesta en marcha. El CSN puede señalar las reparaciones necesarias y proceder a una nueva inspección para, en su caso, informar favorablemente.
    •El informe favorable emitido por el CSN, aunque sea condicionado, abre la posibilidad de que Nuclenor reclame en los tribunales, en el caso de que el Ministerio no le otorgara el permiso de funcionamiento.
    •Un informe favorable sienta dos precedentes graves: posibilita la obtención de permisos de explotación de 17 años, más de los 10 habituales, y otorga por primera vez permiso de funcionamiento hasta los 60 años, lo que puede ser aprovechado por el resto del parque nuclear.
    El CSN se ha plegado a los designios del poder político y ha aceptado sus imposiciones con Garoña, a pesar de que el presidente de Iberdrola manifestó su deseo de no reabrirla.

    Para Francisco Castejón, portavoz de Ecologistas en Acción, "esta central debería estar en proceso de desmantelamiento. Se han enterrado miles de horas de trabajo de los técnicos del CSN y de los propios recursos de Nuclenor para mantener un pulso sin sentido. Garoña es muy peligrosa y no debería reabrirse nunca. Por el camino ha quedado francamente dañado el CSN, que ha visto como su reputación y su independencia quedaban hechas pedazos".

    (De Ecologistas en Acción)



    (De Ecologistas en acción)
    Lezama Bizirk